Como si existiera la más mínima posibilidad de que el día en que las personas reciben su primera bocanada de oxígeno determinara su personalidad o porvenir, es muy frecuente que en las interacciones sociales algún cabeza hueca que a falta de cerebro ha decidido llenar dicho espacio con una cantidad de ideas merecedoras todas de la calificación de fuera de concurso en los premios a la estupidez, haga la pregunta que tiene esta publicación por título y se vanaglorie de su amplio conocimiento en las diferentes cualidades que se supone comparten millones de individuos por el hecho de haber nacido en un mismo rango de tiempo.
Quienes creen en la astrología, frecuentemente consultan el horóscopo con la intención de saber que les depara el futuro en diferentes ámbitos de sus vidas, en algunos casos para datos más específicos contratan a grandes “expertos” como Mauricio Puerta o cualquier otro pelele que se atribuya dicha experticia, para que les realice la carta astral, con la cual esperan obtener datos individualizados o tal vez protestar contra el sistema económico botando unos cuantos billetes a la basura.
Los intentos que hacen los estafadores que propugnan estas sandeces astrológicas por darles credibilidad y la complicidad de los zombies que haciéndole trampa a la verdad concluyen solo por aquellas cosas que les satisfacen, solo causan risa, pues las evidencias dejan bastante claro que la pantomima metodológica a la que recurren los astrólocos para ubicar unos tontos aquí y otros allá, bajo un muy mal elaborado disfraz de estudio, no es más que otro de los intentos fallidos que frecuentemente utilizan los embaucadores para tratar en vano de engañar a personas que no ven en la actividad de pensar un misterio indescifrable, dejando por supuesto al inerme grueso de la población a merced de estos cuenta chistes que aprovechan la situación para vivir como reyes aunque no sean más que mendigos.
Bastante mal quedaría opinar como se ha hecho sin entrar en razones, por lo tanto habiéndose expuesto lo anterior llega la hora de mandar a la porra la astrología basando dicha pretensión en:
· las constelaciones de las cuales provienen los doce signos del zodiaco son una pequeña muestra de todas las constelaciones conocidas al día de hoy.
· La idea de que los astros ejercen fuerzas determinantes en el porvenir de las personas es totalmente ridícula puesto que gracias a Newton sabemos que es mayor la fuerza que podría ejercer un parroquiano sobre otro que tenga cerca, que la fuerza que pudiera ejercer un cuerpo celeste tan distante sobre un pedacito de carne. Los más osados charlatanes alegan que las fuerzas a las que hacen referencia no son medibles, dándoles características mágicas y misteriosas que solo ocurren en la ficción o en cabezas deshabitadas.
· El estudio de los gemelos del tiempo realizado en Londres a 2000 hermanos gemelos, que a pesar de que nacieron con unos pocos minutos de diferencia y en el mismo lugar, no mostraron en su vida de adultos las similitudes que deberían tener en caso de que la teoría astrológica fuera cierta.
· El efecto Forer, según el cual los individuos son capaces de adoptar como específicamente propias, características totalmente genéricas; situación que demostró el psicólogo en cuestión, entregando la misma descripción de personalidad a cada uno de sus alumnos, los cuales sin advertir que tenían la misma, concluyeron que era bastante acertada en cuanto a que describía en gran medida sus personalidades.
· Al igual que las demás practicas mágicas que pretenden antecederse a los acontecimientos, la astrología utiliza un lenguaje totalmente vago que podría atribuirse a muchas situaciones (un viaje, un amigo, un familiar, una sorpresa etc.) sorprendente seria escuchar o leer algo como el 13 de enero de tal año, viajaras a tal lugar, en compañía de tu novio(a) juan(a) que aún no conoces. (mucho más sorprendente sería que se cumpliera).
A pesar de todas las pruebas existentes, que demuestran que esta y muchísimas otras ideas que necesitan el beneplácito del misterio, son solo cuentos de hadas, no sorprende que millones de personas las sigan avalando, pues tristemente la sociedad está plagada de un sin número de niñitos envejecidos, más interesados en creer cualquier teoría absurda que en pensar de manera crítica, olvidando que solo podrá tener calidad de verdadero aquello que se comprueba una y otra vez por quien sea sin alterar su resultado.